10 febrero 2009

La insistencia de Aldara

Es realmente mágico el modo en que los niños aceptan las dificultades de la vida. ¿En qué momento nos volvemos temerosos? Veo como Aldara lucha cada día por permanecer en equilibrio y la mandíbula se me desencaja cuando, después de caerse una y otra vez, una y otra vez insiste... y se cae. E insiste.

Ser obstinado tiene sus recompensas. Ahora que vuelvo sobre lo vivido (tampoco mucho -que no soy un viejo-) me doy cuenta de la enorme verdad que encierran estas palabras. Todo lo que he logrado (desde lo más pequeño a lo más importante) ha sido por pura y dura cabezonería.

Gracias Aldara por recordar a papá que los límites nos los ponemos nosotros. Intentaré no olvidarlo mañana, pero por si las moscas: Sigue con ese espíritu salvaje.

300 GOLPES

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